El movimiento magisterial ha puesto el dedo en la llaga. Al demandar la derogación de las leyes de 2007 del Issste y de 2019 en materia laboral, le está mostrando a la nación que el neoliberalismo sigue vivito y coleando y que es necesario revertir esas reformas para recuperar las condiciones justas y dignas para los empleados públicos. La Presidenta ha reconocido que la reforma a la Ley del Issste fue injusta y que le gustaría “hacer mucho más, pero a veces el presupuesto no alcanza”. Este reconocimiento importa, pero importa más resolver una demanda fundamental del magisterio y de todas las trabajadoras al servicio del Estado encontrando la manera de hacer más en lugar de afirmar que no puede.